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Pensamiento crítico y asertividad, deudas de las tecnologías educativas

  • 30 dic 2024
  • 2 Min. de lectura

El año que termina estuvo lleno de tecnologías que impactan a la educación. Se consolidó el uso de la Inteligencia Artificial en los procesos de enseñanza-aprendizaje: diseño de materiales de estudio, investigación, diagnóstico de necesidades educativas, automatización de tareas administrativas, etc. Por otro lado, metodologías como la gamificación y las micro credenciales de aprendizaje asincrónico han permitido desarrollar interés en aprendizaje continuo de niños, jóvenes y adultos.


Desafortunadamente, los desarrollos tecnológicos traen retos de carácter individual y social. Después de un “boom” tecnológico en tendencias educativas, muchas instituciones están regresando a metodologías antiguas o clásicas.


El ministerio de educación de Suecia, país famoso por su impulso de programas educativos innovadores, está frenando la inversión en herramientas digitales para las aulas y para los alumnos, y regresando al uso de libros de texto y materiales impresos. Incluso gobiernos y sociedad civil han organizado iniciativas para disminuir e incluso prohibir el uso de teléfonos móviles en las escuelas, como la limitación de su uso en horario escolar que entrará en vigor en febrero de 2025 en escuelas de Los Ángeles.


Como educadores, conocemos el impacto que el abuso tecnológico tiene en nuestros hijos y alumnos. Estudios transdisciplinares dan cuenta de las afectaciones físicas y mentales en jóvenes universitarios y estudiantes de educación básica. Asimismo, los retos en las habilidades sociales son patentes, como lo demuestran obras como La generación ansiosa de Jonathan Haidt. La propia ministra de educación sueca ha citado, justificando la iniciativa de regresar a los libros de texto, que los estudiantes presentan problemas de pensamiento crítico y una confianza desmedida en los medios digitales.


Afecciones de salud, de sociabilidad y de habilidades reflexivas: estos son los retos de la educación para el año que comienza.


La tarea que tenemos como comunidad educativa es compleja. Encontrar el justo medio entre la renuncia total y el abuso desmedido de los medios digitales no es tarea fácil ni se puede realizar en solitario. Fuera de la tensión entre usar o no usar los medios digitales, necesitamos ver más allá, a la raíz del proceso enseñanza-aprendizaje, proceso que es tan tecnológico como lo es humano, social, emocional.





Queda mucho por descubrir y desarrollar en el proceso educativo, las tecnologías son apenas una pequeña parte de esta labor.




En SMART Philosophy consideramos que la innovación en la educación escolar tiene dos ejes fundamentales: el desarrollo de habilidades blandas (o sociales) y el impulso al pensamiento crítico. Alumnos asertivos y curiosos. Docentes empáticos y reflexivos. Escuelas y familias que son comunidades de diálogo, espacios seguros y creativos. Volvamos la mirada a las personas detrás de la pantalla.



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